Cañete es el punto que revienta de color y
sentimiento cada 12 de agosto en el Día del Arte Negro. Aunque en este año la
costumbre ha sido nuevamente interrumpida por la gripe AH1N1; es así como la
recordaremos: significativa, emotiva, sabrosa y delirante.
ESCRIBE: Luis Pérez Manrique @Lperezmanrique
Estudiante de Ciencias de la Comunicación
Universidad Nacional “San Luis Gonzaga” de Ica
Playas de ensueños, suelos de amplia productividad y paisajes de encanto, así es Cañete, la tierra generosa y alegre, la estrella que ilumina el sur, la perfecta combinación de sueños y éxito. Pero ser hijos de la “Cuna y Capital del Arte Negro”es lo que más nos infla el pecho y nos llena de orgullo el alma, aunque estemos lejos. Aquel título que en 1992, la Dirección General de Derechos de Autor, le otorgó a nuestra provincia por ser escenario del primer espectáculo de revalorización de las manifestaciones afroperuanas: Festival de Arte Negro, acordado por el Concejo Provincial, un 12 de agosto de 1971 e inaugurado un 29 de agosto del mismo año.Por ello desde 1992, el 12 de agosto se conmemora como el Día del Arte Negro, donde se arma la verdadera jarana de rompe y raja, entre negros, cholos, chinos y blancos.
DÍA DEL ARTE NEGRO (UN VIAJE AL PASADO)
FOTO: Cañete Hoy |
Cañete, en agosto es el destino que congrega y unifica el
mundo afroperuano de la hermana y el hermano de Chincha, Ica, Lima, Callao,
Lambayeque y otras ciudades marcadas por las huellas de ese arte único, vivo y
maravilloso que se expresa en un juguetón son de los diablos, en una enamoradiza
zamacueca, en un lamentosopanalivio y en un deslumbrante festejo. Sí, ese baile
elegante y fiestero donde el cimbreante movimiento de hombros, manos y caderas
–que tienen significados humanos y divinos–, llenan de color y calor el
ambiente, renovando así, las energías del colectivo.
FOTO: Max Cuzcano |
DOS.- Santa Efigenia y San Benito de Palermo han dejado sus hogares, han
atravesado los campos, han desempolvado sus mejores trajes, y están aquí. San
Martín de Porres, el que custodia y descansa en el municipio provincial, ya
despertó y también está aquí.
Aquí en la plaza de armas de la capital de Cañete (San
Vicente), nadie debe quedarse sentado. Todos debemos aplaudir y recibirlos con
la mejor sonrisa, buen corazón y, obviamente, buen ritmo. Allí vienen los tres
santos negros, protectores del arte afroperuano, bailando festejo porque así desearon…
reencontrarse después de un largo año con las ganas de cumplir un solo
objetivo: celebrar el Día del Arte Negro.
Ellos han elegido la mejor ubicación de la ceremonia
protocolar, y desde allí, escuchan a Percy Castañeda leer la carta que ha
enviado Julio López desde EE.UU…. observan el dibujo elaborado por Jaime Rojas,
donde una bebe cañetana desde sus primeros años, aflora el ritmo negro que
lleva en la sangre… y continúan bendiciendo a sus hijos: artistas, profesionales
y demás personajes, quienes unidos por un mismo sentimiento, cultivan y
difunden el arte afroperuano en el país y el extranjero.
Estos hijos predilectos, llevan a flor de piel la alegría
que estalla en sus corazones en cada repique del cajón y retumbe del bongó.
Algunos lloran, otros ríen, otros se quedan mudos y otros tartamudean. Pues así
es la emoción que viven al ser homenajeados y recibir la Medalla del Arte
Negro. Pero ellos quieren algo más que una medalla, ellos quieren ir más allá:
mover las caderas y elevar sus cuerpos en compañía de los tres santos negros,
quienes vuelven a tomar las riendas de la fiesta, sin dejar pasar ni un segundo
más.
Coquetos, risueños y satisfechos se despiden. Bailan de
derecha a izquierda, de norte a sur, de este a oeste. Avanzan, retroceden y
avanzan. No saben por dónde irse. Cada uno se hinca tres veces frente a nosotros
y se va siguiendo al otro. Aún no se separan. Ellos tendrán una última charla
antes de retornar a sus lugares de procedencia.Así es que antes que el reloj
marque la hora del bitute, ellos deberán planear el próximo reencuentro
jaranero.
FOTO: Municipalidad Provincial de Cañete |
TRES.- Por la tarde, muchos conciudadanos han dejado su domingo
familiar en casa y están por las calles a espera que la alegría resplandezca en
su máximo nivel. Los vecinos de la Av. 28 de julio también buscan lo mismo,
pero a diferencia del resto, ellos continúan en su barrio porque está calle, es
el punto que encenderá el fogón de ritmos negros.
Observamos como uno a uno van llegando esos creativos
carros alegóricos y las coloridas comparsas de barrios, distritos,
instituciones, universidades, asociaciones culturales y demás grupos representantes
de ciudades nacionales. Desde la tercera cuadra hacia atrás, uno tras otro va
formando una hilera. El tiempo indicado para su inicio llegó. Los grupos
humanos avanzan con ese espíritu entusiasta y delirante hasta la plaza de
armas.Al llegar, todo se trasformó, por arte de magia, en un loquerío. En una
mezcla: los bailarines –en su demostración frente al municipio– y los del público,
reventamos de color, emoción y sentimiento al gemido
festivo del cajón. Pero aquí, el Corso y Pasacalle “Agosto Negro” no puede
llegar a su fin. Todos deben continuar con la segunda etapa del recorrido. Lo
que se vio, solo fue un pequeño calentamiento para sudar un poco y aflojar los
huesos.
Es así como el corso debe continuar su acalorado y
agitado recorrido por la larga Av. Benavides para poder llegar a su objetivo final
sin apagar el ritmo. Pues, la explosión popular aguarda en el interior del
Coliseo Municipal “Lolo Fernández”, donde el fogón tendrá que quemar más que el
sol, y ese león interior, despertar y rugir más de lo habitual.
Son amplios los bailes y estampas afroperuanas que danzan
sus saberes y derrochan fuerza y energía en medio del bullicio, del olor de los
anticuchos, picarones y camotillos, de la incesante garúa y la caída de la noche,
demostrando quien es el mejor de la competencia, disputándose así, ganar
popularidad y obtener el apreciado título del primer puesto, según la
categoría.
Más allá de las nueve de la noche, ya hay resultados y
van anunciando a los nuevos campeones. Ellos se hacen acreedores de
instrumentos de percusión afroperuana, dinero, artefactos y hasta una obra para
su zona (esta última solo es para la categoría inter-barrio). Pero el mejor
premio que reciben todos (ganadores y no ganadores), es el cariño y el respeto del
pueblo,por continuar el legado y defender–con pasión, amor y orgullo– el Arte
Negro: admirable, cautivante y sorprendente, porque lo que se hereda, no se
hurta.
Publicado en el DIARIO AL DÍA CON MATICES, el miércoles 28 de agosto de 2013.
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